viernes, 17 de septiembre de 2021

Ruta Rambla de Castro

La Rambla de Castro, situada en los Realejos, en el norte de Tenerife, combina la gran riqueza natural de un paisaje protegido con las huellas del trabajo en los campos de las Islas Canarias. Esta caminata nace en el Mirador de San Pedro para culminar sobre la playa de Los Roques , visitando lugares de encanto como la Hacienda de Castro, donde el visitante puede recordar los ataques piratas de siglos pasados, comprobar el esplendor de la Casona de Castro y, en La Gordejuela, conocer el lugar donde se instaló el primer motor de vapor que se utilizó para elevar agua en Tenerife.




La ruta, de recorrido lineal y sin apenas desnivel puede realizarse en dos sentidos. Nosotros la iniciamos en el Mirador de San Pedro donde hay un pequeño parking para dejar el vehículo. Desde aquí también tenemos una espléndida vista panorámica sobre la costa norte de Tenerife y del litoral que vamos a recorrer. 

Iniciamos nuestro camino descendiendo por un sendero de empedrado tradicional, dejando a nuestra izquierda la ermita de San Pedro cuya construcción data del siglo XVI y en cuyo interior se puede contemplar una interesante talla barroca del apóstol. 

Frente a ella se levanta una cruz de madera mientras seguimos bajando en dirección a la Casona de Los Castro, una antigua casa del siglo XVI perteneciente a la familia del mercader portugués Hernando de Castro. En ella podemos observar los característicos elementos de las edificaciones típicas como los patios, balcones de madera e incluso sus lavaderos en el exterior.



Continuamos un poco más atravesando la frondosa vegetación que rodea la Casona de los Castro, así como algunos puentes de madera que salvan pequeños cauces de agua hasta alcanzar el fortín de San Fernando, una pequeña fortaleza defensiva que fue mandada construir en el siglo XVI por Hernando de Castro y que tenía como misión proteger esta próspera hacienda de la piratería ya que la playa bajo este saliente era un lugar de desembarco.



Esta construcción militar quedó completamente finalizada en 1808 cuando Agustín de Bethencourt y Castro mandó instalar cinco cañones para proteger esta zona de la isla de los piratas y corsarios que continuamente la asediaban. Hoy en día aún se conservan tres de los cinco cañones de la época.

El paisaje costero que se presenta ante nosotros ahora, corresponde a la Playa de la Fajana, una playa típica de la costa norte de bocabarranco con grandes callaos.


Pronto distinguimos la silueta del elevador de aguas de la Gordejuela, la primera máquina de vapor instalada en la isla de Tenerife  en el año 1903 por la compañía Hamilton. Una bajada de 211 escalones llevan a las ruinas de la estación de bombeo.


Entre palmeras, tajinastes blancos, lavandas y artemisas, nos vamos acercando al puente de madera que salva el barranco de Godinez, uno de los cuatro que tiene el sendero.




Nos encaminamos hacia una urbanización turística, producto del desarrollo de los años 70, La Romántica.  Las plantaciones de platanera fueron sustituídas por estas edificaciones que llegaron hasta el borde del acantilado  modificando el paisaje.

Cruzamos las calles de Los Geranios, Las Amapolas y Las Palmeras siguiendo los numerosos carteles que indican la dirección hacia “Los Roques”, para regresar de nuevo al camino junto a la costa.

Y llegamos a una zona conocida como Punta de los Pejes Verdes. Desde su mirador podemos disfrutar de la vista de Los Roques (Roque Grande y Roque Chico), unas formaciones producto del retroceso del acantilado mostrando la erosión marina y que han creado vistosas oquedades por donde penetran las olas.


Recorriendo la ensenada del Burgado llegamos al final de esta extraordinaria ruta. Ya solo nos queda regresar sobre nuestros pasos al punto de partida donde hemos dejado nuestro vehículo.

 

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